El insepulto:

la voz de una víctima que se multiplica en el escenario

Por: Maria Camila López Isaza

La hostilidad persistente en el entorno, la desaparición de un hermano y el inconmensurable poder que emana del escenario, fueron los insumos de José Félix Londoño para dar vida a “El insepulto yo veré qué hago con mis muertos”, la producción teatral con la que Teatro El Trueque confirmó su participación en el Festival Selva Adentro.

Antígona, la obra de Sófocles que narra el drama de una mujer que desobedece a la autoridad para enterrar a su hermano y darle los honores correspondientes, fue el punto de partida literario para la obra de El Trueque. Sin embargo, hubo un acontecimiento que, fuera de toda ficción, atravesó la historia familiar de su director y motivó el montaje de la pieza teatral: la inexplicable desaparición de su hermano mayor, de quien, pasados más de veinte años, aún no se tienen noticias.

Lo que inicialmente fue el homenaje a uno de sus seres queridos, se transformó pronto en una reflexión más extensa. “Para mí el insepulto es mi hermano, entonces me ha servido un poco para exorcizar. Cuando empiezo a investigar el tema, se vuelve un campo más amplio; ya no es solo mi hermano, sino miles de insepultos que hay en Colombia”, relata Félix.

La obra ha sido entonces un vehículo para manifestar la inconformidad, el dolor, pero también para homenajear a quienes han padecido directamente la guerra. De aquí que este colectivo teatral nacido en Medellín reconozca tener gran expectativa con su participación en Selva Adentro y la forma como será recibida la historia por las comunidades.

Frente a las reflexiones tan importantes que ha suscitado la obra, Félix recuerda la función que presentaron especialmente para la ACA (Asociación Campesina de Antioquia): “Un espectador, víctima directa del conflicto a quien le tocó ver asesinar a una mujer, se iba a parar a defender a una de las actrices que representaba a una víctima, y el compañero que estaba a un lado lo tuvo que detener. Cuando terminamos el señor estaba iracundo. Hubo que despojarse del personaje, para decirle que era un actor”.

La reacción de aquel hombre tenía una razón impactante, que se supo posteriormente en el foro con los asistentes: “La hija nos dijo que él nunca había contado qué era lo que había visto cuando se lo llevaron con una vecina y la asesinaron delante de él”. Ver El insepulto fue la experiencia que permitió a este espectador compartir un relato doloroso con su familia. Una historia que trasciende su representación en las tablas y se convierte en las infinitas voces que habitan la memoria de este país.

Encuentra en nuestra página la reseña El Insepulto o yo veré que hago con mis muertos

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